El papel de la Inteligencia Artificial en la fiscalización y auditoría

La Inteligencia Artificial llegó a las Autoridades Fiscales, lo que intensificará sus labores para asegurar el cumplimiento de las obligaciones fiscales de los contribuyentes

GI Consultores

12/18/20252 min read

Con el paso del tiempo, la Inteligencia Artificial está pasando de ser una herramienta con tintes futuristas, a formar parte de nuestra cotidianeidad en múltiples sectores. En el ámbito de la fiscalización, su impacto es cada vez más evidente, automatiza procesos, detecta irregularidades, detecta irregularidades con más precisión y abre las puertas a una fiscalización más eficiente y transparente.

LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL COMO ALIADA EN LA AUDITORÍA

Esta herramienta puede ser empleada para automatizar tareas repetitivas, gracias a que puede revisar un gran volumen de información y demás algoritmos que permiten reducir el tiempo que, regularmente podría tomar días o hasta semanas en realizarse.

Algo que nos debe preocupar, es la constante mejora que reciben, pues se mejora su precisión y eficiencia, lo cual, puede ser una solución práctica para la detección de anomalías que van desde errores contables hasta la posible comisión de un delito fiscal. Permitiendo a las autoridades tomar una decisión mejor concientizada.

Debes saber, que la Inteligencia Artificial estará presente en todo momento, vigilando toda operación financiera y tributaria en tiempo real, a diferencia de como se realiza en el modo tradicional, que suele realizarse periódicamente.

Será tan precisa, que incluso serán registradas, y las transacciones realizadas en el día, serán trazadas para determinar las contribuciones. Dichas optimizaciones, también permitirán que las autoridades presten atención a posibles asuntos de alto impacto.

RIESGOS

Sin embargo, no todo se trata de una buena noticia, pues existen riesgos que fueron (y siguen siendo) tema de debate para su implementación, entre los que se destacan:

· Privacidad y seguridad de datos: para su implementación, la Inteligencia Artificial requiere de grandes volúmenes de información sensibles, lo que conlleva a la filtración o ciberataques.

· Sesgos informáticos: al tratarse de algoritmos que aseguren su precisión, no debemos dejar de lado que se trata de una herramienta digital, es decir, que requiere mantenimiento constante para su correcto funcionamiento y evitar que emita una conclusión incorrecta.

· Responsabilidad difusa: De nueva cuenta, al tratarse de una herramienta que pueda cometer errores, no existiría la claridad de determinar quien tuvo la culpa: si fue el auditor, el contribuyente o el proveedor del modelo tecnológico.

· Dependencia tecnológica: El exceso de confianza en estos modelos, reducirá el criterio humano. Es decir, confía en los resultados que arroje la IA sin siquiera corroborar su precisión.

· Impacto laboral: Puede provocar un desplazo en los puestos de trabajo tradicionales.

IMPLICACIONES

Transparencia y confianza pública: En auditoría gubernamental, el uso de IA debe garantizar que los procesos sean claros y verificables para evitar sospechas de manipulación.

Regulación y gobernanza: Es necesario establecer marcos normativos que definan cómo se aplican estas tecnologías, quién supervisa su uso y cómo se corrigen errores.

Equilibrio humano-tecnología: La IA debe ser vista como un complemento, no un sustituto del criterio profesional. El auditor sigue siendo responsable de interpretar resultados y tomar decisiones.

Ética y equidad: Los algoritmos deben diseñarse para evitar discriminación y garantizar que todos los contribuyentes o empresas sean tratados con justicia.

La aplicación de inteligencia artificial en auditoría y fiscalización promete eficiencia, rapidez y mayor capacidad de detección de irregularidades, pero también plantea retos éticos, legales y técnicos que no pueden ignorarse. El verdadero desafío está en integrar la IA con responsabilidad, asegurando que la tecnología fortalezca la confianza en los sistemas de control en lugar de debilitarla.